Con frecuencia decimos que alguien es intolerante, es fácil verlo en los demás, pero, ¿y en nosotros mismos?.
Cuando nos sacamos la careta en casa y de verdad nos observamos puede ser que podamos descubrir esa intolerancia en nosotros mismos, que puede poner las cosas difíciles en nuestro trato con los demás y casi siempre, que no nos hará sentir satisfechos. Con la intolerancia conseguimos que los demás se alejen de nosotros y nos perdemos muchas cosas, el que no es capaz de adaptarse a lo que quiere el otro lo que estará consiguiendo es que no se cuente con él, tampoco sería fácil trabajar, viajar con alguien así.
Las características básicas por lo que lo reconocemos pueden ser por ejemplo las siguientes:
- Su idea de la perfección y belleza les hace criticar con frecuencia la forma de hacer las cosas de los demás.
2. No toleran los defectos de los demás y no son comprensivas.
3. Están convencidas de que siempre tienen la razón.
4. Buscan lo negativo en todo, y son muy estrictos con los demás, de esa manera no se enfrentan a sus propios problemas.
5. No tienen empatía, tolerancia ni comprensión por los demás.
6. Su tendencia a la crítica los convierte en solitarios.
7. Físicamente se traduce en una intolerancia a cosas externas, alergia al polen…irritaciones, rechazo con estornudos, tos, eczemas, vómitos, diarrea…
Realmente tienen la necesidad de ver más belleza en lo que les rodea, creo que esta es la necesidad principal, por lo tanto ¿cómo nos puede ayudar Beech? esta flor del sistema de las flores de Bach tiene y aporta las siguientes cualidades positivas:
-aporta tolerancia, flexibilidad, comprensión…poder ponerse en el lugar del otro, empatía por lo tanto
-ayuda a ganar en tolerancia consigo mismo y hacia los demás
-todo esto lleva a poder establecer relaciones más cómodas, aprovechar las oportunidades que da la vida y ver las cosas con otra amabilidad, habrá menos soledad ya que serán compañías agradables y «tolerantes».