La definición habitual de la Intención es la determinación de la voluntad hacia un fin. Idea de lo que se pretende conseguir con cierta acción. Es un acto mental.
Según Deepak Chopra la intención no surge del sistema nervioso pero se organiza en él, la intención es la base del aprendizaje, el razonamiento, la actividad motora… Es una forma de satisfacer una necesidad y el fin último es conseguir la felicidad.
¿De qué manera me comunico con el paciente, de qué forma llega la información, cuál debe ser mi actitud, mi intención en la consulta?
Puedo hablar con él y transmitir un tipo de información y conocimientos a través de la palabra, influir en su estado de relajación con la música o esencias en la sala…Pero existe una comunicación más sutil e inconsciente, pero real, como demuestran múltiples estudios científicos.
Estos hablan de una sincronizidad cerebral, cardiaca, emocional…Demuestran cómo estamos conectados a través de nuestros pensamientos o intenciones y cómo reacciona nuestro cuerpo ante el otro, de forma consciente e inconsciente.
Nos conectamos al paciente, en este caso, por el simple hecho de relacionarnos con él. Existe un vínculo invisible, pero detectable con distinto aparataje, como la EEG, RNM… Pero si además existe una INTENCIÓN, y esta es dirigida, con plena atención, los vínculos, los cambios, son mayores.
Si creemos en lo que hacemos, si «estamos» de una forma determinada, los resultados son diferentes como demuestran las siguientes investigaciones.
Con la física cuántica conocemos el principio de incertidumbre de Werner Heisenberg, donde se nos dice que no es posible conocer con exactitud y simultáneamente la posición y velocidad de una partícula. Cualquier intento de medir ambos aspectos conlleva imprecisiones.
El observador modifica siempre los datos de alguna manera, introduciendo un error que es imposible reducir a cero por muy precisos que sean los instrumentos de medida. El acto mismo de observar cambia lo que se está observando. No existe un espacio absoluto independiente del observador.
Según Heisenberg «lo que nosotros observamos no es la naturaleza misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación».
Existen estudios orientados a demostrar la sincronizidad cerebral, cardíaca…y el efecto del observador sobre el sujeto observado que intentan demostrar esto.
Los estudios de Cleve Backster a partir de 1966 nos hablan de los cambios que sufren las plantas al percibir las intenciones de los humanos que las manipulaban, incluso a distancia podían percibir esas intenciones y responder a ellas.
Probó la existencia de un constante flujo bidireccional de información entre todos los seres vivos. Hizo sus experimentos con un detector de mentiras, colocaba las hojas de una dracaena entre los dos electrodos y comprobaba la reacción de la planta cuando esta era amenazada con algo, incluso reaccionaban al pensamiento amenazante del experimentador «como si la planta leyese el pensamiento”.
En otro experimento, las plantas eran separadas en distintas habitaciones cuando unas de ellas eran sumergidas en agua, reaccionaban las otras como si captasen la muerte de sus congéneres, daba lo mismo la distancia, seguían reaccionando.
Parecía entonces claro que existía una conexión entre las plantas, entre sí y con los participantes de los estudios, percibiendo las intenciones de estos, pero ¿está presente esa sincronizidad entre nosotros?