Es muy frecuente que me pregunten para qué vale la terapia neural, muchas llamadas son del tipo…¿la terapia neural puede valer para un dolor en la rodilla? O para una artrosis, o una depresión, o ¿un dolor de muelas?…
Siempre explico lo mismo, con la terapia neural y con las demás herramientas que utilizo en la consulta, lo que tratamos es a la persona, con todo lo que tiene, porque no somos rompecabezas, partes aisladas.
Para nosotros es importante todos tus síntomas, tus antecedentes personales e incluso los familiares, y con todo lo que nos cuentas trazamos un mapa, los puntos por los que empezar, y que pueden ir cambiando a medida que avanza la terapia.
Lo que vamos es al origen del dolor, dolor que puede ser físico, mental, emocional…Si no se trata la causa siempre estarías dependiendo de que alguien te de el remedio, aquí, en esta medicina, tu tienes el protagonismo.
Con la terapia neural mandamos un estímulo desde la periferia a corteza cerebral, informando de una vía alternativa para que aquello que era considerado como doloroso, deje de serlo.
Gracias a la plasticidad neuronal, hasta que morimos, seguimos pudiendo establecer sinapsis nuevas (la unión entre las neuronas), eso da la posibilidad de cambiar, de entender que hay “otra forma” de sentir ese estímulo que hasta ahora provocaba un dolor del tipo que sea. Es como construir una autovía al lado de una carretera llena de baches, charcos, obras.
Nuestro sistema, acostumbrado durante años, a veces, a transitar la carretera incómoda, a veces vuelve a ella, entonces hay que enseñarle de nuevo la nueva opción, hasta que la recuerda para siempre.
A veces esto sucede ya en la primera sesión, otras llevará alguna más, cada paciente es diferente.
Desde luego, intentarlo es darnos la posibilidad de vivir de otra manera.