En 1925, los hermanos Huneke vieron desaparecer de forma súbita la jaqueca de su hermana, resistente a múltiples tratamientos, tras la administración de atophanil, junto a la jaqueca desaparecieron también los síntomas acompañantes, además de una depresión de la que estaba diagnosticada.
Ferdinard se había equivocado y había administrado por error, a su hermana la presentación de atophanil intramuscular ( que llevaba procaína) de forma endovenosa. Probó, con otra paciente que sufría también de fuertes dolores de cabeza, a utilizar solo la procaína, y no en la vena, sino en la cercanía y descubrió, con asombro, que la desaparición del dolor se producía igualmente. Esto llevó a pensar a los hermanos, que se producían con la administración de anestésicos locales fenómenos eléctricos que corrían por vías nervioso-vegetativas.
A partir de ahí múltiples estudios de la mano de Speransky, Leriche, Paulov, Vichñevsky sentarían las bases de esta terapia.