Benito acude a consulta derivado por otro profesional que conoce la terapia neural. Viene con curiosidad y porque conoce a quien lo deriva, confía en él, primer punto importante.
Una de sus primeras preguntas es que ¿cada cuánto va a tener que ponerse “eso”?
“Eso” es la procaína, el anestésico local que usamos en la terapia neural para generar el estímulo, el cambio, desde sistema nervioso periférico. A dosis bajas, diluído con suero, pero esto vosotros ya lo sabéis.
La pregunta es interesante porque me sirve para contaros que esto no es cuestión de dosis, ni de tener que estar haciendo sesiones toda la vida.
Hay gente que nota cambios ya desde la primera, otros no empiezan a responder hasta la cuarta y hay gente que no vuelve y que no sabemos qué habría pasado.
No estamos hablando de milagros, sino de procesos individuales, de historias de vida únicas que marcan el camino y de actitudes ante los síntomas y la enfermedad también muy variopintas.
Le contesté lo que os digo siempre “depende” y el objetivo es que no necesites venir.
Es cierto que hay gente que usa la terapia neural como su base y hace a lo mejor dos sesiones al año, para mantenerse, porque nota que les regula etc…o cuando aparece un nuevo síntoma o diagnóstico.
Pero vuelvo a Benito que lo he dejado esperando, él viene con un diagnóstico de Esclerosis Múltiple y específicamente por su síntoma de disminución importante de la lívido y dificultad para mantener la erección en sus relaciones sexuales.
Al hacer la historia de paso me cuenta que tiene una “especie de vértigo” que nota especialmente cuando hace deporte y eso le está limitando, además se siente cansado. Aquí tengo que resumir pero entended que hacemos una historia de vida completa buscando esas zonas de interferencia en las que en sucesivas sesiones intervendremos.
En la segunda sesión él ya ha empezado a confiar en la neural, se nota, me dice que sus síntomas sexuales están igual, pero está menos cansado y ha vuelto a salir a correr.
En la tercera ya ha mejorado la lívido y sus relaciones sexuales son plenas de nuevo, aún nota el cansancio a veces y me habla de sus acúfenos.
Vamos por el buen camino, el síntoma principal que lo trae a consulta no fue el primero en mejorar, fue el “vértigo” y eso es porque nuestro cuerpo, nuestro sistema, entiende por dónde hace falta empezar a desenredar la madeja, y ahí seguiremos, ¿Cuántas sesiones?, por este motivo pocas, por lo que quiera Benito que lo acompañe, las que necesite.





