Cuando despertaba la luz y la brisa transportaba el perfume del alba, vi un águila que al valle descendía de la cumbre de la montaña, sin agitar las alas, y allí desapareció entre las sombras de las negras montañas. Al terminar el día la vi retornar a su nido entre las cumbres de las montañas, lejos de la lucha, la contienda y los empellones del mundo.
Así es el hombre que tuvo la visión de la Verdad y que durante el batallar del mundo estableció su eterna meta. Aunque vagues por entre las cosas transitorias y se pierda entre las sombras, su conducta estará guiada por aquella meta.
Como el águila se remonta a su nido, así el hombre que tuvo la visión de la Verdad se sobrepone a toda tristeza y trasciende los fugaces placeres y pasajeros goces.
Así empieza el libro “La vida liberada” de Jeddu Krishnamurti, sencillo, trascendental, sabio…vale la pena.
